En esta Cuaresma estoy sensible a la invitación de Jesús de seguirlo. Un primer deseo es ser más consciente de “mi desierto” la realidad de vida de mi barrio, mi pueblo, mi nación. Muchos volvemos los ojos a Jesús que nos anima con su Palabra de Vida. Me invita a dejarme tocar por las alegrías y sufrimientos de mi vecindad. Hay dolor y me duelo con ellos, hay alegría y me alegro con sus experiencias.
Hoy, escucho a Jesús que nos dice: “Ustedes piden signos para creer”, también escucho que nos dice: “Felices los que, sin ver, creen” Me habla de Fe, de creer en El sin pruebas. En mi vida, en la vida de tantas personas que he acompañado hablamos de las señales de la acción de Dios en nuestras vidas. Es aquí donde acrecentamos nuestra fe y confianza en Jesús, en Dios Trinidad que nos acompaña.
Un hecho lamentable ocurrió con una vecina que dirige una Olla Común en nuestro barrio. Como consecuencia de un incendio, explosionó un tubo de insecticida provocándole quemaduras en el brazo, espalda y rostro. Esto, produjo un choque emocional en sus compañeras que la vieron incendiarse y la ayudaron rápidamente. La señora Delia, es una persona de gran calidad humana, activa, sensible a la necesidad de otros y otras, sabe amar, esta profundidad de su vida basada en su fe en Dios, le ha ayudado a superar el dolor, y sobreponerse a la tragedia. Ella va avanzando en su recuperación. Es un gran testimonio para toda su comunidad.
Que este tiempo de mayor acercamiento a los vecinos y vecinas nos hagan más cercanas a la experiencia de Jesús que ama, sana, comprende, perdona, salva.
Sin duda, Dios está presente en el amor de su familia, vecinas, compañeras de la Olla Común que la ayudan con los alimentos, de las Hermanas que apoyan la Olla, del Párroco que se interesa y la visita para darle el apoyo que necesita. La seguimos acompañando, ayudando y sosteniendo con afecto, amistad, pequeñas ayudas materiales que alivian su situación familiar. El amor a Dios está concretado en el amor al prójimo necesitado, como la ayuda a Doris en ese momento de la tragedia y después hasta su recuperación. Este es el ayuno que Dios quiere, que vivamos, el amor entre nosotros y nosotras en obras con amor gratuito.
En la vida de los pobres y sencillos el amor en gestos de solidaridad, de apoyo mutuo son la fuerza del amor de Dios que anima a vivir con gratitud por los bienes que son básicos como el alimento, la medicina, la ropa de segundo uso, pero buena, la amistad para compartir las vivencias alegres o tristes con afecto, empatía, son el bálsamo que cura las heridas. La bondad vivida con Fe en Dios que es Padre, Amigo, Compañero de camino hace a las personas cálidas, sencillas, asequibles, buenas y humanas. Que este tiempo de mayor acercamiento a los vecinos y vecinas nos hagan más cercanas a la experiencia de Jesús que ama, sana, comprende, perdona, salva.
¡¡Gracias, Señor Jesús, que nos fortaleces en la fe y el amor al prójimo necesitado!!
Zaida Pérez Peralta, CSJ
La Hermana Zaida Pérez Peralta, CSJ fue recibida en la congregación en 1980. Actualmente es miembro del Equipo de Liderazgo de la Viceprovincia de Perú y directora espiritual y sirve al querido prójimo en el barrio de Canto Chico. La Hna. Zaida es una educadora jubilada con experiencia diversa en escuelas primarias, secundarias y religiosas. Da gracias a Dios por haberla llamado a vivir como Hermana de San José de Carondelet. Agradece también a sus hermanas de quienes ha aprendido a amar y servir con alegría, tendiendo siempre al más con cordial caridad, dulzura, paz y gozo.