Cuando estudié en primaria, el párroco enseñaba la clase de religión cada semana, y las alumnas/alumnos preparaban preguntas para hacerle. En el octavo grado, un joven levantó la mano y le preguntó, “Padre, para ser sacerdote o hermana, ¿quién tiene que estudiar más?” Con toda seriedad, el Padre McCallin respondió, “Hay que estudiar siete años para llegar a ser sacerdote.” Luego le preguntó a la maestra, “Hermana Donna Loretto, ¿por cuánto tiempo estudian las hermanas?” Sin titubear, ella respondió, “Padre, las hermanas nunca dejan de estudiar.” El párroco gozó tanto como todas las niñas en el aula de su respuesta.
Me parece que este relato nos ofrece una manera de pensar en la tradición de EEUU al celebrar cada febrero el Mes de Historia Negra. En 2019 los obispos de los Estados Unidos publicaron El incesante llamado al amor – Carta Pastoral Contra el Racismo, en ella señalaron los muchos descarados expresiones de racismo perpetuado por grupos e individuos. La triste verdad es que el etnocentrismo es una de las debilidades más destructivas y persistentes de la humanidad, es decir, suponer que nuestra manera es la manera correcta –y no simplemente una de muchas.
La experiencia en primaria me hace recordar que la cultura nos enseña todo: vestirse, alimentarse, dormir, estudiar y hasta como hacer cirugía cerebral. Nuestras primeras etapas de desarrollo incluyen la de aprender lo que nuestra gente entiende por la manera correcta. Lo difícil es que muchos piensan que siete años (largo tiempo según la Biblia) es suficiente para completar la tarea. En los simbólicos siete años, podemos aprender las costumbres de nuestra tribu, lo cual incluye idioma, historia, costumbres, etc. En tiempos pasados, siete años parecía suficiente.
Hoy en día, cuando algunos de la raza humana han visto nuestro pequeño planeta desde el espacio, cuando un virus ha infectado a millones, y cuando podemos utilizar Zoom a nivel mundial, nos damos cuenta que no somos una tribu especial, pero más bien una dispersa y diversa familia global. La única manera de traer abajo es racismo y etnocentrismo es al llegar a conocernos unos a otros, llegar a conocer a pueblos cuyo fondo cultural es distinto al nuestro, llegar a apreciar la rica variedad de pueblos, culturas, lenguaje y conocimiento creado por Dios en nuestro planeta. El Creador ha ofrecido a nuestra Congregación un don y una tarea a cumplir a través de nuestra presencia e historia en los EEUU, Japón, Perú y Chile.
¿Cómo sería si todas nosotras, hermanas, asociadas, amigas y amigos celebráramos este febrero el Mes de Historia Negra, el cual nos recuerda que siempre hay más para aprender y gozar de la rica diversidad del Cuerpo de Cristo? ¿Qué acción concreta tomarás para seguir aprendiendo?
Mary M. McGlone, CSJ
Mary M. McGlone, CSJ, denveriana de nacimiento, fue recibida en la congregación en 1973 e hizo los votos perpetuos en 1978. Obtuvo un doctorado en teología por la Universidad de San Luis en 1991. Su experiencia ministerial incluye la enseñanza, principalmente en la educación superior; el ministerio pastoral; el cuidado de niños y la escritura profesional. Ha escrito dos libros sobre la historia de las Hermanas de San José en los Estados Unidos. La hermana Mary también escribe una columna regular para el National Catholic Reporter.