Al acercarnos a la celebración del nacimiento de Jesús, les pedimos a nuestras hermanas de Perú que compartieran algunas de sus costumbres locales y tradiciones familiares para la temporada de Navidad. Así es como respondieron:
Hermana Genoveva Herrera, CSJ
Existe una costumbre en algunas áreas de Perú de regalar a una pareja recién casada un pesebre, para que nunca les falte en su hogar y siempre haya un niño que les brinde alegría. El niño Jesús, al venir a este mundo, los bendecirá con todo lo que desean. Esta creencia es muy querida para nosotros.
En la Misa de medianoche, es costumbre que quienes viven en las áreas rurales lleven ovejas y gallos a la Misa. Cuando los gallos y las ovejas comienzan a cantar, anuncian el nacimiento de Jesús y traen muchas bendiciones a la familia.
Hermana Maritza Jarro, CSJ
Mis memorias por celebrar la Navidad en mi familia me llenas de cierta nostalgia y gratitud. La noche buena nos reunimos junto a otras familias para hacer de la arcilla el nacimiento. Cada miembro de la familia hace uno de los presonajes, es un honor realizar a Jesùs, Marìa y José. Mientras haciamos el nacimiento cada familia compartìa momentos especiales.
Luego, en la mañana de Navidad colocàbamos en pleno sol el nacimiento y nos vistàbamos en cada casa para ver còmo habìan quedado. Entonces, mis memorias de Navidad eran noches de vigilia en torno a un misterio que tadavìa nos llenaba de mucha emociòn a las familias de un pueblito llamado Queñuani, Yunguyo, Puno, Perù.
Hermana Zaida Pérez, CSJ
Mi familia ha guardado, por años, la tradición de celebrar la noche buena con la cena familiar. Para esto, nuestra madre durante meses criaba pollos y un pavo con la colaboración de la familia, que era preparado y asado el día 24. Para acompañar el asado se preparaban 7 ensaladas distintas: de zanahorias, de pallares, palta con papas con queso, de las hojas tiernas de la quinua con papas y cebolla, lechuga con tomate y pepinillo, de fideos con queso fresco. Cada una aderezada con aceite, vinagre, sal y pimienta. Toda la familia participábamos en la preparación de la comida, los varones ponían la música, las bebidas y apoyaban en preparar la mesa.
Mi padre solía quedar en casa, mientras nuestra madre e hijas e hijos íbamos a la Misa de noche buena a la parroquia. Volvíamos muy contentos de la iglesia para sentarnos a la mesa y comer juntos. A mi padre le gustó hacer un brindis por la Navidad para que el niño Dios nos bendiga con vida, salud y progreso en la vida. Esto fue lo central en nuestra celebración de Navidad, no siempre tuvimos regalos. Era un tiempo muy especial para escuchar de nuestros padres relatos de sus familias, de su juventud, de la sociedad que les rodeó. Este espíritu de navidad nos acompañó por largo tiempo. Cuando los hijos fuimos saliendo del hogar fue variando la tradición.